Llevo algún tiempo leyendo textos que plantean la literatura como una huida del mundo, como la posibilidad de vivir en otros mundos, en otras vidas, de ser otras personas.
No estoy para nada de acuerdo con esta visión. Para mí la literatura tiene la función contraria. Consiste en un puente para entrar en el mundo, trascender la realidad, llegar a la esencia. Tiene en este sentido una importante función espiritual (entendiendo espíritu como autoconciencia del yo individual o si prefieren personalidad).
No creo que la literatura exponga una historia vacía, sin un por qué. Existe la intención de una historia, su por qué, su esencia, su trascendencia (el hecho de escribirla es trascender el tiempo).
Como toda obra de arte es Esencia pura. No debemos olvidar que la literatura es arte con Palabras (con mayúsculas). Palabras que son herramientas para Ver la Verdad. No para distraer, ni evadirse del mundo. Sino para atraer al mundo, atravesar, pensar, entrar, encontrar.
Es un camino a lo inmaterial. Porque la más pura esencia de las cosas es inmaterial. El más puro Yo es inmaterial (aunque sea una percepción errónea, es una percepción inmaterial). Sí se perciben cosas que no vemos.
No me parece posible, ni creíble, eso de que leer una novela sirve para vivir otras vidas o para ser otras personas evadiendo la presente.
Una es en sí misma una misma persona. Es imposible ser otra. La literatura no sirve para eso. Una puede ser en otras historias, eso sí, pero sigue siendo una misma. La historia nos transforma, hay un proceso de crecimiento y de mayor acercamiento al conocimiento de una misma conforme se realizan las lecturas. Una no es otra, es ella misma en otra historia.
La literatura consiste en Ser para Conocerse a sí misma, para trascenderse a través de otras vivencias y así conocerse en el mundo. Pues una sola persona no puede acaparar todas las vivencias y todas las reflexiones. Sólo a través de los conocimientos compartidos puede la persona evolucionar, caminar hacia adelante, encontrarse en otras historias para ser mejor una misma.
Una no puede ser otra persona, ni vivir otra vida. Una sólo puede ser la que es, encontrada en sí misma, consigo-misma.
(Puerta al mundo. Alicia Ramos González)