Fue en mis años de residencia en Sevilla cuando se me antojó esta fábula. Me pareció sorprendente la vida de los cucos, unas aves parásitas podríamos decir. Para quien no haya oído hablar del tema. La pájara cuco pone el huevo en un nido ajeno y se desentiende de la prole. El pollo cuco nace y es criado por madre ajena. A pesar de que el pollo tiene una morfología distinta y conforme va creciendo va siendo claramente de otra especie, la pájara que lo cría no nota nada raro. Resulta curioso ver los pollos gigantes del cuco siendo alimentados por una pájara que es la mitad de su tamaño.
Esto da para una historia pensé y estando yo en Sevilla sin ser sevillana, como en tantos otros sitios, siempre viviendo de paso empaticé con el cuco. ¿No era yo algo así? Lo cierto es que quería contar la vivencia del cuco y la conté. Bajo el peso del sol y ese cielo azul intenso de Sevilla se me ocurrió esta fábula que habla de la pertenencia a un lugar, a una familia, a un grupo, que explora la soledad con la que nacemos, diferenciados de la madre, del entorno, como unidades, seres, que sobreviven en la interacción con el mundo.
No digo más, lean la historia. Recientemente la Revista Gibralfaro: revista de creación literaria de la Universidad de Málaga en su número 114 (Enero-Marzo 2023) lo ha publicado. Es accesible a través de los siguientes enlaces:
Espero que la disfruten. Como no tengo imágenes de cucos, son difíciles de fotografiar, coloco la imagen de la urraca que va a tener un papel fundamental en la historia.